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Vida y crímenes de un sicario de Sinaloa

La vida de un sicario es un tema que ha despertado el interés de muchos, por su intrincada conexión con el crimen organizado y las profundas raíces culturales que lo alimentan. Este artículo explora la historia de un sicario de Sinaloa, revelando no solo sus crímenes, sino también el contexto social y personal que lo llevó a convertirse en un asesino a sueldo. A través de su relato, se vislumbran las complejidades de la violencia en México y su impacto en la sociedad estadounidense.

Hace diez años, las confesiones de un sicario radicado en California arrojaron nueva luz sobre casos sin resolver de hace décadas y ofrecieron una mirada al funcionamiento interno de los carteles de drogas mexicanos.

Una confesión que sacudió a la nación

En el verano de 2013, comenzaron a circular noticias sobre un posible asesino en serie en Lawrence County, Alabama. El interés de los medios se desató cuando las autoridades locales anunciaron la confesión de un hombre detenido por un cargo de homicidio. Esta revelación generó un sinfín de especulaciones y debates en la opinión pública.

Jose Manuel Martínez, un carismático padre y abuelo de 50 años originario del Valle Central de California, fue arrestado el 17 de mayo de 2013 en Arizona por agentes de la Patrulla Fronteriza, en virtud de una orden de arresto por homicidio en Alabama.

Martínez fue extraditado para enfrentar cargos por el asesinato de José Ruiz el 4 de marzo de ese año en Danville, Alabama. Afirmó que el crimen había sido por honor, debido a comentarios despectivos que Ruiz hizo sobre su hija. Sin embargo, lo más impactante fue su declaración de responsabilidad por más de 30 asesinatos sin resolver en todo el país, actuando como un freelance sicario.

Los inicios de un sicario

Nacido en 1962 en Fresno, California, Martínez creció en un entorno que contrastaba fuertemente. Pasó parte de su infancia en México, pero regresó a California como preadolescente. Allí, fue testigo de las duras realidades que enfrentaban los trabajadores agrícolas migrantes, así como de la influencia persistente del crimen organizado, que se hacía presente a través de su propio padrastro, un narcotraficante encarcelado.

Una tragedia familiar cambió el rumbo de su vida: en 1978, su hermana fue violada y asesinada. Este evento desató en el joven de 16 años un deseo incontrolable de venganza. Martínez localizó y mató a los tres hombres que creía responsables de la muerte de su hermana, enterrándolos en una fosa común. Este acto violento marcó el inicio de su carrera criminal.

Su primer contrato profesional como asesino ocurrió el 21 de octubre de 1980, cuando llevó a cabo un tiroteo en el que mató a David Bedolla, de 23 años. Desde entonces, su descenso a las profundidades del crimen organizado fue imparable.

El arte de la muerte

A pesar de la atención mediática, las investigaciones sobre las afirmaciones de Martínez continuaron. Mientras esperaba su juicio en Alabama, fue entrevistado regularmente por las autoridades, y muchas de sus confesiones resultaron ser precisas. Proporcionó detalles específicos de varios crímenes, lo que llevó a las autoridades a reexaminar casos sin resolver en su ciudad natal de California.

Un informe del 2013 de la Oficina del Sheriff del Condado de Santa Bárbara reveló su método de trabajo:

  • Realizaba vigilancia a su objetivo durante varios días antes de actuar.
  • Usualmente contaba con un guardaespaldas.
  • El cliente proporcionaba el arma para evitar dejar pistas.
  • Practicaba regularmente su puntería.
  • Se ganó el apodo de ‘la mano negra’ por las marcas de pólvora en su piel.

Su historial delictivo incluía múltiples arrestos por delitos menores, pero siempre había logrado evadir acusaciones de crímenes violentos. Esto lo convirtió en una especie de fantasma del crimen, operando en las sombras durante más de tres décadas. En una carta de 2018, Martínez escribió: “Matar no es donde está el dinero; cobrar deudas es donde se encuentra la verdadera ganancia”.

La vida en las sombras del cartel

Martínez mostró una cooperación limitada con los investigadores, negándose a revelar la identidad de sus cómplices o detalles sobre los lugares donde estaban enterrados los cuerpos. La tensión aumentó cada vez que se mencionaba al cartel, como lo demuestra una entrevista en 2014 en la que se negó a discutir sus conexiones con el crimen organizado.

Sin embargo, a través de sus declaraciones, se empezó a vislumbrar su posible relación con el infame Cartel de Sinaloa. En una conversación con detectives, al ser preguntado sobre Joaquín “El Chapo” Guzmán, Martínez respondió evasivamente, lo que levantó más sospechas sobre su vinculación con el cartel.

El Cartel de Sinaloa, que comenzó a consolidarse en la década de 1980, es conocido por su brutalidad y su influencia en el tráfico de drogas a nivel internacional. Martínez, aunque afirmaba trabajar como freelance, desempeñó un papel fundamental en las operaciones de cobro y ejecución de órdenes del cartel en los Estados Unidos.

En sus memorias no publicadas, insinuó su relación con “El Chapo”, mencionando un encuentro con él en 1991, antes de que este se convirtiera en una figura pública. Las conexiones de Martínez con el cartel son un recordatorio de la intrincada red de violencia y poder que caracteriza al crimen organizado mexicano.

La delgada línea entre lo personal y lo profesional

“Dejé muertos en todas partes: ríos, lagos, caminos, campos de naranjas, campos de uvas, donde quieras”, escribió Martínez en una postal a un autor en 2018. Su carrera de asesinatos comenzó con la venganza por la muerte de su hermana y culminó con el asesinato de Ruiz, aunque muchos de los crímenes en el medio fueron contratos por encargo.

El juicio en Alabama concluyó con un acuerdo de culpabilidad, resultando en una sentencia de 50 años en junio de 2014. Posteriormente, fue extraditado a California, donde enfrentó nuevas acusaciones de homicidio. En total, se le imputaron nueve cargos de asesinato en primer grado y uno de intento de asesinato, abarcando circunstancias especiales como asesinato por motivos económicos y asesinato a traición.

En septiembre de 2014, fue trasladado a la cárcel del Condado de Tulare para su juicio, donde esperó más de un año antes de ser sentenciado a diez cadenas perpetuas consecutivas. A pesar de que las autoridades de Florida intentaron buscar la pena de muerte por otros asesinatos, el jurado optó por un veredicto de cadena perpetua en 2019, lo que le salvó de la pena capital. Actualmente, cumple su condena en una penitenciaría en California.

Si se verifica todo lo que afirma, aún quedan al menos 23 casos de asesinatos sin resolver relacionados con su actividad delictiva.

Nota del autor: Desde 2018, he mantenido comunicación con José Manuel Martínez a través de cartas, llamadas y visitas, recopilando materiales sobre sus casos. A finales de 2024, Gorilla Convict Publications publicará su memorias manuscritas, acompañadas de una colección extensa de materiales de investigación, fotografías y diagramas. Esta publicación marcará la primera vez que estos materiales estarán disponibles al público.

Christian Cipollini es autor de Murder Inc.: Mysteries of the Mob’s Most Deadly Hit Squad y LUCKY, un novela gráfica sobre gánsteres.