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El juicio por evasión fiscal de Capone: hace 90 años los T-Men tenían pruebas del jefe de la mafia

Primera de dos partes.

El otoño de 1931 fue un periodo memorable para la ciudad de Chicago, marcado por un evento que capturó la atención de la nación: el juicio de Al Capone, el infame líder del crimen organizado. Las multitudes se congregaban a las afueras del edificio del Tribunal de Distrito de EE. UU., ansiosas por vislumbrar al hombre que había desafiado a la ley y al orden. Con una imagen pública cuidadosamente cultivada, Capone llegó al tribunal, esquivando los ojos curiosos a través de una entrada lateral, rodeado de agentes de policía. A medida que avanzaba por el pasillo abarrotado, los fotógrafos capturaban cada movimiento, conscientes de que estaban ante una figura histórica.

En la sala del tribunal, donde la tensión era palpable, Capone se presentó con un atuendo que exudaba sofisticación: una camisa de seda, zapatos pulidos y un sombrero de fieltro. Sin embargo, más allá de su apariencia imponente, la realidad era que se encontraba en una situación precaria. La audiencia no solo era testigo de un juicio, sino del desenlace de la vida de un hombre que había construido su imperio criminal sobre la violencia y la corrupción. “¿Está preocupado?” le preguntó un periodista, a lo que Capone respondió con sinceridad: “¿Quién no lo estaría?”

El contexto del juicio de Al Capone

El juicio por evasión fiscal de Al Capone no fue solo un enfrentamiento legal; fue un símbolo de la lucha del gobierno de EE. UU. contra el crimen organizado en la era de la Prohibición. Durante años, Capone había operado con impunidad, enriqueciendo su organización a través de actividades ilícitas que incluían el contrabando de alcohol, el juego ilegal y la extorsión. Sin embargo, su fortuna y su notoriedad lo convirtieron en un blanco para las autoridades.

  • Capone estaba vinculado a numerosos asesinatos, incluido el masivo tiroteo de San Valentín en 1929, que solidificó su reputación como un criminal despiadado.
  • Las autoridades, lideradas por el Departamento del Tesoro y la Justicia, habían pasado más de dos años recopilando evidencia en su contra.
  • El equipo de agentes de la ley conocido como «Los Intocables», bajo el mando de Eliot Ness, se dedicó a desmantelar su imperio.

El juicio de Capone fue un evento mediático sin precedentes. Los periódicos de todo el país cubrían cada detalle, desde la selección del jurado hasta las declaraciones de los testigos. La atención pública era abrumadora, y cada jornada en el tribunal parecía más un espectáculo que un proceso judicial.

Las tácticas legales de Capone

Al enfrentarse a una serie de acusaciones graves, Capone y sus abogados adoptaron una estrategia legal que buscaba atenuar las consecuencias. En junio de 1931, Capone se declaró culpable de dos cargos de evasión fiscal en un intento de negociar una pena más leve. Sin embargo, el juez, James H. Wilkerson, no estaba dispuesto a aceptar un acuerdo que, en su opinión, era demasiado indulgente.

La presión política también jugó un papel crucial. El presidente Herbert Hoover había insistido en que se debía hacer justicia, especialmente después de la carnicería del Día de San Valentín. Por lo tanto, el juez abordó el caso con una firme determinación, haciendo saber que Capone no sería tratado con benevolencia.

La evidencia en contra de Capone

La fiscalía se basó en una amplia gama de pruebas documentales que incluían libros de contabilidad y testimonios de ex-empleados de Capone. Estas pruebas revelaron un patrón claro de evasión fiscal que giraba en torno a sus ingentes ingresos y su estilo de vida extravagantemente opulento.

  • Los registros financieros mostraron que Capone nunca presentó declaraciones de impuestos desde 1924 hasta 1929.
  • Los testigos, como Lou Shumway, un antiguo contable de Capone, confirmaron que él estaba presente en las reuniones donde se discutían las finanzas de los casinos.
  • El testimonio de ciudadanos que habían intentado cerrar sus negocios ilegales también sirvió para demostrar la influencia y el poder de Capone en la región.

Uno de los momentos más impactantes del juicio fue la presentación de la famosa “carta confesional” de su abogado, Lawrence Mattingly. En este documento, Mattingly admitía que Capone había evadido impuestos, lo que resultó ser una de las pruebas más contundentes en su contra.

La selección del jurado y el inicio del juicio

El 6 de octubre de 1931, comenzó la selección del jurado, un proceso meticulosamente diseñado para evitar cualquier tipo de manipulación por parte de Capone y su equipo. Se eligieron jurados de áreas menos favorecidas, lo que generó objeciones de la defensa que argumentaban que no representaban adecuadamente a la comunidad donde Capone había operado.

El juicio comenzó oficialmente al día siguiente con una declaración de apertura del fiscal asistente Dwight Green, quien describió el alcance de los delitos de Capone. La acusación sostenía que Capone había evadido más de $215,000 en impuestos, lo que equivaldría a una suma astronómica en términos actuales.

Testimonios impactantes

A medida que avanzaba el juicio, los testimonios de testigos fueron cada vez más incriminatorios. Un ciudadano llamado Chester Bragg describió cómo él y otros residentes habían intentado realizar una “redada” en uno de los casinos de Capone, solo para encontrarse con la resistencia de sus matones.

La defensa intentó desacreditar sus relatos, pero las historias de intimidación y violencia resonaron en la sala del tribunal. Desde la declaración de Bragg sobre su experiencia de ser atacado por matones de Capone, hasta los testimonios de contables que confirmaron la naturaleza ilícita de las operaciones de Capone, la imagen de un hombre poderoso y corrupto se volvió cada vez más clara.

El desenlace del juicio

A medida que las pruebas y testimonios continuaron desplegándose, Capone se encontró cada vez más atrapado en una red de evidencias que demostraban su culpabilidad. Su estrategia de evadir responsabilidades comenzó a desmoronarse bajo la presión de la fiscalía.

Finalmente, tras semanas de testimonios y presentaciones de pruebas, el jurado se retiró para deliberar. El veredicto sería una decisión histórica, no solo para Capone, sino para el futuro del crimen organizado en Estados Unidos. La condena no solo significaría enfrentar una sentencia de prisión, sino que marcaría un cambio en la percepción pública sobre la lucha contra el crimen organizado.

El juicio de Al Capone no solo fue un hito en la historia judicial de Estados Unidos, sino que dejó una huella indeleble en la cultura popular, inspirando películas, libros y documentales que continúan explorando la vida de uno de los criminales más notorios de la historia. Su legado, marcado por la violencia y el desafío abierto a la ley, sigue siendo un tema de fascinación y estudio en la criminología moderna.