La historia de Allen Glick, un empresario que se vio envuelto en el mundo del crimen organizado en Las Vegas, es un ejemplo fascinante de cómo una carrera prometedora puede verse arruinada por la corrupción y la intriga delictiva. Su vida, marcada por el servicio militar, el desarrollo inmobiliario y la infame saga del «skimming», revela las complejidades de un tiempo en que las fronteras entre los negocios legítimos y las actividades criminales se difuminaban. A continuación, exploraremos su legado y las circunstancias que moldearon su vida y carrera.
Vida y carrera de Allen Glick
Allen R. Glick, nacido en Pittsburgh, fue un veterano distinguido de la Guerra de Vietnam y un prometedor desarrollador inmobiliario en California. Su carrera comenzó a tomar forma tras graduarse de la Universidad Estatal de Ohio y de la Escuela de Derecho de Case Western Reserve. Después de servir en el ejército, Glick se unió al sector de la construcción, donde rápidamente demostró su ambición y habilidades.
En 1972, Glick dio un paso decisivo al adquirir una participación significativa en el Hacienda hotel-casino de Las Vegas, comenzando así su incursión en la industria de los casinos. Con un préstamo de 2,3 millones de dólares de Saratoga Development, Glick se posicionó para expandir su negocio en un entorno que, a pesar de parecer lleno de oportunidades, estaba plagado de peligros ocultos.
El escándalo del skimming en Las Vegas
Glick se convirtió en el centro de un escándalo de crimen organizado que sacudió la industria del juego en Las Vegas durante los años 70. A través de su empresa, Argent Corporation, controlaba cuatro casinos: el Stardust, el Fremont, el Hacienda y el Marina. Este control lo colocó en la mira de importantes familias mafiosas de las ciudades del Medio Oeste, que tenían intereses ocultos en sus propiedades.
- La operación de skimming se estima que robó alrededor de 7 millones de dólares entre 1974 y 1976.
- Los líderes mafiosos de Milwaukee, Chicago, Kansas City y Cleveland estaban involucrados en el manejo de estos casinos.
- El escándalo culminó en 1986 con numerosas condenas y penas de prisión para importantes figuras del crimen organizado.
Glick siempre sostuvo que no tenía conocimiento de las actividades ilegales que ocurrían en sus casinos. A pesar de esto, su nombre apareció repetidamente en las investigaciones, y los fiscales federales optaron por no procesarlo a cambio de su testimonio en contra de los verdaderos culpables.
Las conexiones con el crimen organizado
Las conexiones de Glick con el crimen organizado comenzaron a formarse cuando se reunió con figuras clave del sindicato Teamsters, como Alvin Baron, quien administraba el fondo de pensiones del sindicato. Esta relación le permitió a Glick acceder a préstamos significativos, incluyendo uno de 62.75 millones de dólares, que utilizaría para expandir su imperio de casinos.
El contacto con la mafia se consolidó cuando Glick se reunió con Frank Balistrieri, un conocido jefe mafioso de Milwaukee, quien lo introdujo en un mundo donde la lealtad y la traición estaban siempre en juego. El acuerdo le permitió a Glick recibir un préstamo considerable, pero a un alto costo: su independencia como propietario de casinos se vio comprometida.
El auge y la caída de Glick
En el apogeo de su carrera, Glick puso en marcha innovaciones en el mundo del juego, como la creación de un avanzado sportsbook en el Stardust y la introducción de espectáculos de renombre como los de Siegfried & Roy. Sin embargo, el éxito estaba manchado por la corrupción y el crimen.
En 1976, el esquema de skimming fue descubierto, y las autoridades estatales y federales comenzaron a investigar. A medida que se desarrollaba la situación, Glick se encontraba cada vez más atrapado entre sus conexiones criminales y la presión de las autoridades. En 1978, tras un intenso escrutinio, fue capaz de escapar de cargos criminales gracias a su cooperación con el gobierno. Sin embargo, su vida personal y profesional se desmoronó rápidamente.
El legado de Allen Glick
La historia de Glick fue inmortalizada en el libro «Casino: Love and Honor in Las Vegas» de Nicholas Pileggi, que luego se convirtió en la exitosa película dirigida por Martin Scorsese. En el filme, el personaje de Glick, conocido como Phillip Green, fue interpretado por Kevin Pollak, lo que ayudó a dar a conocer su historia a una audiencia más amplia.
Pileggi describió a Glick como un hombre inteligente pero ingenuo, que no comprendió la magnitud del mundo criminal que lo rodeaba. Su experiencia es una advertencia sobre los riesgos de entrar en el mundo de los negocios sin conocer las implicaciones morales y legales que pueden surgir.
Reflexiones finales sobre el mundo del juego y el crimen
El caso de Allen Glick es un recordatorio de cómo el crimen organizado puede infiltrarse en sectores legítimos, como el juego. A menudo, los empresarios se ven atraídos por el potencial de ganancias rápidas, sin considerar las consecuencias de sus acciones.
- La historia de Glick ilustra las complejidades del juego en Las Vegas durante los años 70.
- El entrelazamiento de políticas, negocios y crimen organizado puede ser peligroso y engañoso.
- El legado de Glick sigue siendo relevante en el contexto de la lucha contra la corrupción en el sector del juego.
A medida que se explora más sobre la historia de Las Vegas y su relación con el crimen organizado, es esencial aprender de experiencias como la de Glick, para evitar caer en trampas similares en el futuro.