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Autor investiga la relación entre mafiosos y presidentes de EE.UU.

La intersección entre la política y el crimen organizado es un terreno fascinante y complejo que ha sido objeto de estudio durante décadas. En este contexto, el reciente libro de Eric Dezenhall, titulado Wiseguys and the White House: Gangsters, Presidents and the Deals They Made, promete ofrecer una perspectiva única sobre las relaciones entre presidentes de los Estados Unidos y la Mafia. A través de su investigación, Dezenhall nos invita a explorar cómo estas conexiones han influido en la política a lo largo de la historia.

Dezenhall, que ha dedicado gran parte de su carrera a la gestión de crisis y la comunicación, comenzó su indagación en este tema durante su juventud, cuando trabajaba en la administración de Ronald Reagan. Curiosamente, su interés fue despertado por una conversación casual sobre la Mafia y la reputación de su ciudad natal, Cherry Hill, Nueva Jersey. A partir de ahí, su curiosidad lo llevó a investigar a fondo las intrincadas relaciones entre el crimen organizado y los líderes políticos de Estados Unidos.

Las alianzas entre la Mafia y la política estadounidense

El libro de Dezenhall examina cómo, en ocasiones, los presidentes de EE. UU. establecieron alianzas con figuras del crimen organizado. Estas relaciones no siempre estaban motivadas por la corrupción o el deseo de enriquecerse, sino que a menudo se basaban en tácticas estratégicas para lograr objetivos políticos y gubernamentales. Por ejemplo, durante la administración de John F. Kennedy, hubo intentos de utilizar la Mafia para llevar a cabo operaciones secretas, incluyendo planes fallidos para asesinar a Fidel Castro.

Otro caso notable se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno de EE. UU. llegó a un acuerdo con figuras prominentes de la Mafia, como Meyer Lansky y Charles “Lucky” Luciano, para proteger los puertos del país de posibles sabotajes. Este tipo de compromisos demuestra la necesidad de la administración de buscar aliados inesperados en tiempos de crisis.

Además, el libro explora conexiones menos conocidas, como las que tuvo Harry Truman con los gánsteres de Kansas City, a través de Tom Pendergast, un conocido rey político. Dezenhall analiza cómo estas relaciones influyeron en la carrera política de Truman y su tiempo en la Casa Blanca.

Un sistema de clasificación de relaciones con la Mafia

Dezenhall introduce un sistema de clasificación numérica para evaluar cómo los presidentes se relacionaron con la Mafia. Este sistema va desde el nivel 1, que indica vínculos mínimos, hasta el nivel 5, que sugiere una dependencia significativa de la Mafia para alcanzar la presidencia.

  • 1: Vínculos tangenciales con la Mafia.
  • 2: Vínculos moderados pero no influyentes.
  • 3: Vínculos significativos, pero no determinantes.
  • 4: Dependencia considerable de la Mafia en su carrera.
  • 5: No habría sido presidente sin el apoyo de la Mafia.

Por ejemplo, Dezenhall otorga a Franklin D. Roosevelt una clasificación de 2, indicando que aunque estuvo consciente de la participación de la Mafia en operaciones de defensa nacional durante la guerra, no dependió de ellos para su éxito político. Por otro lado, Truman recibe una calificación de 5, ya que su carrera política estuvo intrínsecamente ligada a la Mafia de Kansas City. Dezenhall destaca que, aunque no hay evidencia de que Truman recibiera dinero directamente de la Mafia, su ascenso en la política fue facilitado por ellos.

La traición y la desconfianza en la relación entre la Mafia y la política

Un aspecto intrigante que Dezenhall revela es la desconfianza que existía entre los gánsteres y los políticos. Al investigar, se dio cuenta de que muchos mafiosos temían ser traicionados por aquellos a quienes ayudaron. El caso de Meyer Lansky es emblemático; él y otros líderes del crimen organizado se sintieron traicionados cuando la administración Kennedy lanzó una campaña contra la Mafia, a pesar de su apoyo durante la campaña electoral de JFK.

Dezenhall destaca que los gánsteres de alto nivel eran conscientes de que, a menudo, los políticos se beneficiaban más de estas relaciones que ellos mismos. La frase de Lansky sobre la posibilidad de ser “apuñalado por la espalda” refleja la tensión que existía en estas interacciones. Esto ilustra cómo el poder y la política pueden crear un entorno de desconfianza, incluso entre aliados circunstanciales.

Lecciones sobre el poder y la política en la historia estadounidense

A medida que Dezenhall profundiza en su investigación, extrae lecciones sobre el manejo del poder y las relaciones entre el crimen y la política. Una de las enseñanzas más significativas es que aquellos que comprendían la importancia de las apariencias y la hipocresía en la política a menudo salieron beneficiados. Ejemplos como el de Richard Nixon, quien, a pesar de sus esfuerzos por desmantelar el crimen organizado, también se benefició de relaciones con elementos criminales, subrayan esta dualidad en el ejercicio del poder.

Dezenhall también menciona la figura de Ronald Reagan, cuyo éxito como actor y presidente estuvo indirectamente vinculado a figuras del crimen organizado. A pesar de que la narrativa pública sobre Reagan tiende a ser positiva, el autor señala que hay una historia más compleja detrás de su carrera, marcada por la influencia de la Mafia.

Reflexiones personales y el futuro de Dezenhall

La exploración de Dezenhall sobre la Mafia y la política no solo es un trabajo de investigación, sino también una reflexión personal. Su curiosidad por el tema comenzó en su juventud, y ha seguido desarrollándose a lo largo de su vida profesional. En sus propias palabras, ha estado “cocinando” este proyecto durante 40 años, desde su tiempo en la Casa Blanca hasta su actual carrera como autor.

Con su libro, Dezenhall no solo busca iluminar estos vínculos históricos, sino también ofrecer un análisis crítico sobre las dinámicas de poder en EE. UU. Además, ha anunciado su intención de retirarse de su firma de gestión de crisis para dedicarse a la escritura a tiempo completo, lo que marca un nuevo capítulo en su vida profesional.

La obra de Dezenhall no solo es un examen de la historia, sino que también plantea preguntas sobre el presente y futuro de la política estadounidense y su relación con el crimen organizado. Al final, su investigación puede servir como un recordatorio de que el poder a menudo se obtiene a través de alianzas inesperadas, y que en la política, las líneas entre el bien y el mal pueden ser sorprendentemente difusas.