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La inspiradora ascensión y trágica caída del Sherlock Holmes italiano

La historia de Joseph Petrosino, el primer detective italoamericano de la policía de Nueva York, es un fascinante viaje que ilustra la lucha contra el crimen organizado y las dificultades que enfrentaron los inmigrantes en Estados Unidos a principios del siglo XX. Desde sus humildes orígenes en Italia hasta convertirse en un héroe local, su vida está marcada por un compromiso inquebrantable con la justicia, que desafió tanto a la mafia como a las tensiones culturales en su comunidad. A continuación, exploraremos su vida y legado, un relato que sigue resonando en la memoria colectiva.

Los inicios de Joseph Petrosino en Estados Unidos

Joseph Petrosino nació en 1860 en Padula, una pequeña localidad en Italia. A la edad de 13 años, emigró a Estados Unidos junto a su familia, estableciéndose en Manhattan, en un barrio que más tarde se conocería como Pequeña Italia. En este nuevo mundo, Petrosino se dedicó a aprender inglés y a trabajar en varios oficios para ayudar a su familia, destacándose como un joven emprendedor al establecer un periódico y un servicio de limpieza de zapatos en Mulberry Street, a las puertas del cuartel general de la policía de Nueva York.

A pesar de sus modestas ocupaciones, Petrosino tenía aspiraciones más altas. Su primer trabajo significativo fue como limpiador de calles, un puesto que, aunque parecía insignificante, le abrió las puertas a una carrera en la policía. El departamento de saneamiento de la ciudad, que estaba bajo la jurisdicción de la policía, se convirtió en un escalón importante en su ascenso profesional. Con esfuerzo y dedicación, Petrosino se convirtió en el encargado de un bote que transportaba basura al océano Atlántico.

Ingreso a la policía de Nueva York

Su trabajo en el departamento de saneamiento no pasó desapercibido para Aleck “Clubber” Williams, un inspector de policía destacado y temido. Williams, reconociendo el potencial de Petrosino, abogó por su ingreso a la fuerza policial, aunque inicialmente se encontró con un obstáculo: su estatura. Con solo 1.60 metros, Petrosino no cumplía con el requisito mínimo de altura. Sin embargo, su perseverancia y el apoyo de Williams le permitieron ser admitido en 1883 como uno de los primeros oficiales italoamericanos.

A pesar de ser un pionero, su carrera no estuvo exenta de dificultades. En un departamento mayoritariamente irlandés, Petrosino se enfrentó no solo a la desconfianza de sus compañeros, sino también a la hostilidad de muchos en su propia comunidad, que veían a la policía como un enemigo. Sin embargo, su ética de trabajo y su integridad le ganaron el respeto de algunos, mientras que otros lo amenazaban constantemente, lo que lo llevó a buscar un nuevo hogar.

La influencia de Theodore Roosevelt

Un cambio significativo en la carrera de Petrosino ocurrió en 1895, cuando Theodore Roosevelt fue nombrado presidente de la Junta de Comisionados de Policía de Nueva York. Roosevelt, reconocido por su enfoque reformista, buscaba erradicar la corrupción y mejorar la calidad del trabajo policial. Reconociendo la necesidad de abordar el crimen en las comunidades italoamericanas, promovió a Petrosino a detective sargento, brindándole así la oportunidad de combatir el crimen de manera más efectiva.

Este nuevo rol le permitió a Petrosino aplicar métodos innovadores. Se disfrazaba para infiltrarse en organizaciones criminales y memorizaba información en lugar de depender de archivos, lo que le permitió desarrollar un conocimiento profundo del submundo criminal de Nueva York. Su éxito en la lucha contra el crimen le valió el apodo de “Sherlock Holmes italiano”, un reconocimiento a su ingenio y dedicación.

Lucha contra la sociedad de la mano negra

Una de las principales amenazas con las que Petrosino tuvo que lidiar fue la Sociedad de la Mano Negra, una organización secreta que operaba extorsionando a inmigrantes italianos en Estados Unidos. Esta sociedad utilizaba métodos brutales, como amenazas de secuestro o violencia, para obtener pagos de sus víctimas. Las cartas de extorsión, a menudo adornadas con imágenes de dagas y cruces negras, eran temidas en las comunidades italoamericanas.

La Mano Negra no se limitaba a Nueva York; su influencia se extendía por todo el país, y muchos de sus miembros estaban vinculados a jefes mafiosos. Para enfrentar este desafío, Petrosino abogó por la creación de una “Escuadra Italiana” dentro de la NYPD, una unidad dedicada a combatir la extorsión. Aunque inicialmente recibió poco apoyo, en 1904 se formó finalmente esta escuadra, aunque con solo cinco miembros en lugar de los veinte que había solicitado.

El establecimiento de la escuadra italiana

La Escuadra Italiana, aunque pequeña, permitió a Petrosino y su equipo comenzar a abordar el problema de la Mano Negra. Estos detectives trabajaron arduamente, realizando arrestos y desmantelando operaciones de extorsión. A medida que la inmigración italiana aumentaba y la violencia de la Mano Negra se intensificaba, la escuadra creció en número y en reconocimiento. En 1906, contaba con 40 oficiales, aunque las dificultades seguían siendo abrumadoras.

Pese a los esfuerzos de Petrosino y su equipo, el problema de la Mano Negra persistió. En 1907, la escuadra seguía capturando a extorsionistas, pero la mafia continuaba reclutando nuevos miembros, lo que hacía que la tarea de erradicar la organización fuera cada vez más difícil.

La misión a Sicilia y su trágico desenlace

En un intento por combatir el flujo de criminales desde Italia, el comisionado de policía Theodore Bingham decidió crear un “servicio secreto” de detectives que operaría en la clandestinidad. A la cabeza de este nuevo equipo estaría Joseph Petrosino, quien fue enviado a Italia en 1909 para obtener registros judiciales de criminales. Aunque la misión parecía prometedora, fue intrínsecamente peligrosa, dada la notoriedad de Petrosino en Italia.

Antes de partir, Petrosino firmó un poder notarial a su esposa, Adelina, para que pudiera cobrar su salario en caso de su muerte. A pesar de sus precauciones, su viaje a Sicilia no pasó desapercibido. En días posteriores a su llegada, fue identificado y, lamentablemente, su situación se tornó mortal cuando, solo un mes después, fue asesinado en un ataque perpetrado por miembros de la mafia.

El impacto de su asesinato

La noticia de la muerte de Petrosino tuvo un impacto profundo en la comunidad italoamericana de Nueva York. Su funeral, que tuvo lugar el 12 de abril de 1909, fue declarado día festivo en la ciudad, y más de 250,000 personas asistieron para rendir homenaje a un hombre que, a pesar de su modesta posición, había logrado un gran impacto en la lucha contra el crimen. El presidente Theodore Roosevelt elogió su valentía y dedicación, describiéndolo como un hombre valioso que no conocía el miedo.

Petrosino fue enterrado en el Cementerio Calvary en Queens, un lugar de descanso que se ha convertido en un símbolo de su legado. Sin embargo, el impacto de su muerte no solo se sintió en Nueva York, sino que resonó a nivel nacional, ya que muchos comenzaron a exigir acciones más contundentes contra la mafia y el crimen organizado.

Investigación de su asesinato

La investigación del asesinato de Petrosino estuvo a cargo del comisionado de policía Baldassare Ceola, quien se enfrentó a un desafío monumental: el miedo a la mafia mantenía a los testigos en silencio. Aunque se identificaron más de 140 sospechosos, la evidencia contra ellos era escasa. Ceola llegó a la conclusión de que la mafia local, dirigida por Vito Cascio Ferro, estaba detrás del crimen, especialmente después de que se descubriera que Cascio Ferro tenía conexiones con el mafioso neoyorquino Giuseppe Morello, quien también tenía motivos para desear la muerte de Petrosino.

A pesar de las pistas y las cartas anónimas que vinculaban a los asesinos con la mafia, Ceola no logró reunir suficiente evidencia para llevar a cabo un juicio, dejando a la familia de Petrosino y a la comunidad con más preguntas que respuestas.

El legado perdurable de Joseph Petrosino

Aunque Joseph Petrosino no es un nombre conocido por todos, su legado perdura en la comunidad italoamericana y en la historia de la policía de Nueva York. Su vida y su sacrificio siguen siendo recordados de diversas maneras:

  • Petrosino Park: Un pequeño parque urbano cerca de Pequeña Italia, con letreros que destacan la significancia de su vida.
  • Museo en Padula: La casa de su infancia en Italia ha sido convertida en un museo en su honor.
  • Asociación Lt. Det. Joseph Petrosino: Una organización en Nueva York que reconoce a aquellos que hacen una diferencia en la aplicación de la ley y el servicio público, otorgando premios anuales.
  • Premio del Año: La asociación de la policía de Nueva York para oficiales italoamericanos otorga un premio anual en su nombre.
  • Lodge de los Hijos de Italia: En Nueva York, un lodge lleva su nombre y número de placa en reconocimiento a su legado.
  • El Mob Museum: Reconoce a Petrosino con un retrato en su exhibición y planea una nueva exhibición centrada en su historia.

Joseph Petrosino no solo representa la lucha contra el crimen, sino también la lucha por el reconocimiento y el respeto de los inmigrantes en América. Su vida es un recordatorio de que incluso en las circunstancias más difíciles, la valentía y el compromiso con la justicia pueden dejar una huella indeleble en la historia.