La historia de Al Capone, uno de los criminales más notorios de Estados Unidos, está marcada por su asociación con la infame prisión de Alcatraz. Esta institución ha capturado la imaginación colectiva como un símbolo de la dureza del sistema penitenciario americano. En este artículo, exploraremos no solo la vida de Capone, sino también el contexto de Alcatraz, su transformación en prisión federal y los personajes que compartieron su destino en la prisión más famosa del mundo.
La evolución de Alcatraz como prisión federal
Alcatraz, ubicada en una isla en la Bahía de San Francisco, tiene una historia que se remonta mucho antes de convertirse en un centro de detención. Originalmente, la isla fue un faro y una fortaleza militar, pero con el tiempo su propósito cambió drásticamente.
En 1934, Alcatraz fue oficialmente designada como prisión federal. Antes de esto, el Ejército de Estados Unidos había utilizado la isla para encerrar prisioneros. Según un informe de 1979 del historiador del Servicio Nacional de Parques, Erwin N. Thompson, «Alcatraz jugó un papel clave en la defensa de San Francisco durante más de medio siglo». A medida que el costo de mantener la instalación comenzó a pesar en los presupuestos, surgieron discusiones sobre su cierre, pero finalmente se decidió transformarla en una prisión de máxima seguridad.
Con su apertura como prisión federal, Alcatraz se convirtió en el destino final para muchos criminales, donde se les consideraba que ya no había vuelta atrás. Desde su inauguración, las condiciones de vida eran austeras, y la prisión rápidamente ganó notoriedad por su riguroso régimen de seguridad.
La llegada de Al Capone a Alcatraz
La transferencia de Al Capone a Alcatraz el 22 de agosto de 1934 fue un evento significativo que marcó la historia de la prisión. Capone, conocido como «Scarface», había sido uno de los gánsteres más poderosos de Chicago, y su llegada a «La Roca» fue un movimiento estratégico para las autoridades.
Los funcionarios del gobierno vieron la oportunidad de utilizar la presencia de Capone como una herramienta de relaciones públicas. Jonathan Eig, en su libro Get Capone, argumenta que «el gobierno federal quería que todos supieran que Alcatraz era la prisión más dura del país». Su presencia atrajo la atención mediática y ayudó a solidificar la reputación de Alcatraz como un lugar temido por los criminales.
Al llegar, Capone fue tratado como cualquier otro prisionero, aunque se esperaba que su fama lo colocara en el centro de atención. A pesar de ser considerado un «prisionero modelo», su estancia no estuvo exenta de problemas, incluyendo un ataque en 1936 por parte de otro recluso.
La vida de Al Capone en Alcatraz
A pesar de su estatus como uno de los prisioneros más famosos de la historia, la vida de Capone en Alcatraz fue dura. Pasaba sus días en un entorno austero, alejado de los lujos a los que estaba acostumbrado. Aunque se le consideraba un prisionero ejemplar, estuvo involucrado en un incidente notable en 1936, cuando fue apuñalado por otro interno. Este ataque se convirtió en parte del mito que rodea su figura.
Los problemas de salud de Capone también comenzaron a intensificarse durante su tiempo en Alcatraz. Sufría de los efectos de la sífilis no tratada, lo que eventualmente conduciría a su traslado a otras instituciones antes de su liberación en 1939. Capone fue liberado el 16 de noviembre de ese año y se retiró a su hogar en Florida, donde falleció en 1947.
Otros notables prisioneros de Alcatraz
La historia de Alcatraz no se limita solo a Al Capone. A lo largo de los años, la prisión albergó a muchos otros criminales notorios:
- **Ellsworth «Bumpy» Johnson**: Un conocido rey de Harlem que cumplió su condena por tráfico de heroína entre 1952 y 1963.
- **James «Whitey» Bulger**: Futuro líder de la mafia de Boston, que estuvo en Alcatraz de 1959 a 1962.
- **Robert V. Miller**: Un estafador que utilizó más de 60 alias y cumplió su condena en Alcatraz de 1935 a 1946.
- **George «Machine Gun» Kelly**: Conocido por su participación en un famoso secuestro, fue transferido a Alcatraz en 1934.
- **Alvin «Creepy» Karpis**: Miembro de una de las pandillas más temidas de su tiempo, estuvo en Alcatraz de 1936 a 1962, más tiempo que cualquier otro prisionero.
- **Mickey Cohen**: Un gánster de Los Ángeles que pasó tiempo en Alcatraz entre 1961 y 1963.
- **Robert «The Birdman» Stroud**: Conocido por su habilidad en la cría de aves, pasó 17 años en la prisión.
A medida que la fama de Alcatraz crecía, también lo hacía la percepción de que solo los criminales más peligrosos eran enviados allí. Sin embargo, algunos prisioneros eran delincuentes de cuello blanco que buscaban condiciones de vida más favorables.
Los intentos de escape más famosos
Alcatraz, a pesar de su reputación como «la prisión de la que no se puede escapar», fue el escenario de numerosos intentos de fuga. Desde su apertura como prisión federal, se documentaron 14 intentos de escape por parte de 36 prisioneros desde 1934 hasta 1963.
Uno de los intentos más notorios ocurrió el 12 de junio de 1962 e involucró a tres convictos: John y Clarence Anglin, y Frank Morris. Este audaz plan consistió en la creación de cabezas de repuesto de papel maché para engañar a los guardias durante un conteo de reclusos. Los tres hombres lograron abrir un túnel desde sus celdas hacia el corredor de servicios, pero solo dos de ellos lograron escapar de la isla.
A pesar de un extenso operativo de búsqueda, nunca se encontraron a los fugitivos ni se confirmaron sus muertes. En 1979, el FBI cerró oficialmente el caso, aunque el interés por la fuga persiste hasta el día de hoy.
El cierre de Alcatraz y su legado
Alcatraz cerró sus puertas el 21 de marzo de 1963, no por la fuga de los Anglin, sino por motivos económicos. Mantenía costos de operación mucho más elevados en comparación con otras prisiones federales, lo que llevó a su clausura. El último prisionero en salir fue Frank C. Weatherman, quien había sido transferido allí por intentar escapar de otra prisión.
A pesar de su cierre, Alcatraz sigue siendo un símbolo perdurable de la lucha contra el crimen organizado y la dureza del sistema penitenciario. Hoy en día, la isla es un popular destino turístico, donde los visitantes pueden aprender sobre su historia y el impacto que tuvo en la cultura popular.
El legado de Al Capone y otros prisioneros de Alcatraz continúa fascinando a historiadores, cineastas y al público en general, transformando a «La Roca» en un ícono que perdura en la memoria colectiva de Estados Unidos.