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La ley alcanza a Tom y Gramby Hanley tras asesinato de chef

La historia de Tom y Gramby Hanley es un oscuro capítulo en la crónica criminal de Estados Unidos, donde la violencia, la corrupción y la traición se entrelazan en una narrativa escalofriante. A medida que se desentrañan los eventos que llevaron a su captura, se revela el impacto de sus acciones en el mundo del crimen organizado y la lucha por el control laboral en Las Vegas. En este relato, se profundiza en sus vínculos familiares, sus crímenes y el sistema legal que finalmente buscó justicia.

Detención de Tom y Gramby Hanley

Las autoridades finalmente lograron localizar a Tom y Gramby Hanley en un apartamento en Phoenix, donde se habían estado escondiendo desde la emisión de órdenes de arresto en su contra. A finales de marzo de 1977, ante la presión de la policía y la inminente intervención de la ley, ambos acordaron entregarse. Sin embargo, esta decisión fue efímera; pronto cambiaron de opinión y decidieron no rendirse.

Las órdenes de arresto llegaron primero a nivel estatal en abril, seguidas por órdenes federales que incluían cargos de secuestro y asesinato. La situación se complicó cuando un gran jurado en Las Vegas presentó cargos adicionales contra Tom y su supuesta esposa, Wendy Mazaros, por recibir bienes robados. Este giro en la trama reveló la complejidad de la vida criminal de los Hanley.

Los vínculos de la familia y el crimen

Robert Peoples, un exconvicto y antiguo compañero de celda de Gramby, jugó un papel crucial al informar a la policía que Wendy había llevado a cabo acciones que la vincularon con el crimen. Según su testimonio, ella lo llevó a lugares donde se encontraron objetos robados, como joyas y ropa, enterrados cerca de la vivienda de Tom en Pahrump, Nevada. La relación entre Wendy y los Hanley se enredó más cuando las autoridades la arrestaron por el asesinato, encontrando en su posesión algunas de las joyas de la víctima, Al Bramlet.

El estado y la defensa se enfrentaban a un caso complicado, donde la falta de pruebas sólidas contra Wendy la llevó a aceptar un acuerdo de culpabilidad por un cargo menor de conspiración para obstaculizar la justicia.

Los eventos que llevaron a la captura

El 29 de abril de 1977, el FBI logró capturar a Tom y Gramby después de observarlos en un automóvil cerca de un edificio residencial en Phoenix. Un juez federal fijó una fianza de un millón de dólares para cada uno y ordenó su detención hasta que las autoridades de Nevada pudieran trasladarlos. Mientras tanto, Tom continuó proclamando su inocencia en entrevistas, alegando que había estado en Phoenix tratando de llevar a cabo negocios inmobiliarios y defendiendo su imagen ante la prensa.

En su defensa, Tom insistió en que no tenía motivos para asesinar a Bramlet y describió su relación con él como una de amistad. Sin embargo, las pruebas en su contra comenzaron a acumularse, y la situación se tornó cada vez más precaria para ambos.

El caso del asesinato de Al Bramlet

Durante una audiencia preliminar en junio de 1977, los fiscales presentaron pruebas sustanciales que vinculaban a los Hanley con el asesinato. Un testigo clave, Vaughn, quien recibió inmunidad a cambio de su testimonio, relató cómo vio a Tom disparar contra Bramlet. Este testimonio fue devastador para la defensa, y la acusación argumentó que Tom había asesinado a Bramlet porque se negó a apoyarlo en su intento de organizar a los empleados de los casinos.

La trama se complicó aún más con el testimonio de Peoples, quien describió cómo Tom planeaba deshacerse del cuerpo y transferir las joyas robadas a otro lugar para desacreditar las declaraciones de la policía. Este nivel de planificación evidenció la peligrosidad y la astucia de los Hanley.

Confesiones y condenas

Finalmente, en marzo de 1978, Tom y Gramby se declararon culpables de los cargos de secuestro y asesinato, admitiendo su participación en el crimen y ofreciendo colaborar con las autoridades en otros casos criminales. En su confesión, Tom declaró que había disparado a Bramlet en un momento de ira y desesperación. Aunque intentó retractarse de su declaración más tarde, el juez desestimó su petición.

Las sentencias fueron severas; ambos recibieron cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Este episodio fue un punto culminante en su vida criminal, marcando el final de una era de terror en el mundo del crimen organizado en Las Vegas.

El juicio por los atentados con bomba

El siguiente capítulo de su historia se desarrolló en un tribunal federal, donde sus confesiones sobre una serie de atentados con bomba en Las Vegas llevaron a nuevas acusaciones. El jurado escuchó testimonios sobre cómo Tom y Gramby, junto con otros cómplices, habían llevado a cabo actos de violencia en un intento por intimidar a los propietarios de negocios no sindicalizados.

Sin embargo, la defensa se enfrentó a un obstáculo inesperado cuando la competencia de Tom para testificar fue cuestionada debido a problemas de salud. A pesar de la intención del gobierno de utilizarlo como testigo principal, el juez decidió que su testimonio no era fiable, lo que resultó en la desestimación de varios cargos importantes.

Los últimos días de Tom y Gramby

Tom Hanley falleció en noviembre de 1979 a los 62 años en un hospital, mientras estaba bajo el programa de protección de testigos. Su muerte marcó el final de una vida marcada por el crimen y la violencia. Por otro lado, Gramby continuó su vida en prisión, manteniéndose alejado de la población reclusa y dedicándose a la creación artística como una forma de lidiar con su encarcelamiento.

Gramby, quien había sido condenado a 43 años, utilizó su tiempo en prisión para reflexionar sobre sus acciones y el legado de su familia en el crimen organizado. Su vida ejemplificó la complicada relación entre los vínculos familiares y el mundo del delito, donde las lealtades pueden ser tanto una bendición como una maldición.

Reflexiones sobre el legado de los Hanley

La historia de Tom y Gramby Hanley es un recordatorio sombrío de cómo el crimen organizado puede afectar no solo a los involucrados, sino también a la comunidad en general. Sus acciones repercutieron en la vida de muchos y dejaron una marca indeleble en Las Vegas, una ciudad que sigue lidiando con los ecos de su violento pasado.

A medida que se investigan los crímenes no resueltos asociados con los Hanley, surgen preguntas sobre la profundidad de su implicación en el crimen organizado y la posible conexión con figuras del hampa. El legado de la familia Hanley continúa siendo un tema de interés, tanto para los historiadores del crimen como para las fuerzas del orden que buscan entender y erradicar la influencia del crimen organizado en la sociedad.